Productos de Anton Schneider
Los relojes de cuco de la fábrica de relojes Anton Schneider Söhne cuentan historias de la vida rural de la Selva Negra en los espacios más pequeños, aunque con muchos detalles. Estas situaciones diarias de un tiempo idílico sirven de inspiración para la creación de unos preciosos relojes cucú. De este modo, resulta muy sencillo enamorarse por completo de las obras maestras de Anton Schneider.
Esta empresa fue fundada en 1894 y actualmente se encuentra en la sexta generación. Desde 1952 Relojes Anton Schneider ha permanecido establecida en Schonach, donde trabajan 24 empleados. En estos grandes y modernos talleres de producción relojera, la carpintería, la talla, el montaje del reloj e incluso el control final se realizan bajo un mismo techo.
Se le da especial importancia a la correcta preparación de los tallistas de madera para asegurar la continuación del alto nivel de artesanía de la empresa.
En Anton Schneider Söhne no sólo se le da especial importancia a la apariencia del reloj de cuco, sino también a su mecanismo interno. La empresa pone especial empeño en continuar desarrollando el reloj de la Selva Negra y en aportar ideas innovadoras al mercado. Por ejemplo, la desactivación automática para mecanismos de un día de funcionamiento es una de esas nuevas ideas aportadas por la casa Anton Schneider.
Esta fábrica de relojes cucú está estrechamente relacionada con la Selva Negra: las piezas brutas de madera provienen de los bosques locales y casi exclusivamente compañías proveedoras locales se encargan de promover la industria de la región. Asimismo, la escasa fluctuación de personal muestra la confianza que esta empresa tiene depositada en los trabajadores locales.
Una profunda base para una gran calidad “Made in Black Forest”.
Anton Schneider es una empresa reconocida a nivel mundial, lo que justifica la gran demanda de modelos especiales como, por ejemplo, el exclusivo reloj de cuco realizado en honor a la princesa de Tailandia. Anton Schneider también elabora modelos para cumpleaños y aniversarios, lo que hace posible que cualquier persona del mundo puede llevar su propio pedazo de la Selva Negra a casa.